Su voz sonaba convincente, como los pájaros que se posaban en la ventana cada mañana para alegrarle. Al igual que el mar, totalmente transparente. Nos habíamos convertido en un cuerpo sin interior. No pensábamos igual, nuestros defectos nos hacían más enemigos. La aceptación nunca ocurrió, quisimos ser iguales y perfectos cuando nada de eso existe. Los párpados amenazaban con cerrarse pero no podían, en aquella cama, sentada con la piernas cruzadas, encontré o que nunca había supuesto. Abría la caja donde dentro se encontraba una carta, sus lágrimas rodeaban el sobre y una parte de sus sentimientos estaba allí. Con solo abrir el sobre podría haber adivinado lo que pasaba por su interior, pero sabía que la tristeza solo puede solucionarla uno mismo. No descubriría sus sentimientos, no quería hacerlo. Estaba mal meterme en lo que no es mío y afortunadamente, esa tristeza no me correspondía. Por suerte, ya no.
"Su voz sonaba convincente, como los pájaros que se posaban en la ventana..." "Y afortunadamente esa tristeza ya no me correspondía. Por suerte, ya no" ¿Hay una palabras más bonitas? me he preguntado al leer la entrada. Y la frase en negrita es preciosa (y ademas muy cierta). Me ha encantado la entrada.
ResponderEliminarBesos
Me gustó mucho la entrada, te añado a blogs favoritos.
ResponderEliminarYo acabo de empezar a escribir y me gustaría que me leyeses y me dieses tu opinión.
http://cuandoelcorazondejedelatir.blogspot.com.es/
"La tristeza solo puede solucionarla uno mismo" Que razón tienes Blu Princess. Me ha encantado, precioso.
ResponderEliminarBesos Bittersweet.
ME ENCANTÓ LA ENTRADA, realmente preciosa :)
ResponderEliminarUn saludo desde: leerimaginarescribir.blogspot.com.es
Totalmente de acuerdo contigo, la tristeza solo depende de uno mismo
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