Nunca nadie me ha pedido que sonría cuando estoy triste. La excusa que me pongo a mí misma es que llevo la sonrisa pegada a la cara como si nadie me la pudiera quitar, sólo yo. No es así. Pero detrás de ella se esconde una mueca de tristeza que poca gente consigue apreciar, o nadie. Solo siento que nadie se preocupa por mí (familia no incluida), mientras yo me preocupo por todos y por nada. Que no exprese abiertamente mis sentimientos no significa que no los tenga. Ni que puedan ser dañados fácilmente. Mis párpados son fuertes, se han aguantado miles de lágrimas que deseaban salir, y cuándo podían, ya se habían marchado, aunque la tristeza siguiera ahí. ¿Y qué voy a hacer yo? Nada. Me preocupo por los demás, sí. ¿Y por mí? No puedo ir pidiendo felicidad por ahí, ni confianza, ni abrazos. Solo aguantarme con lo que me toca. Hacer como que no existo y esperar a que caiga la noche, en la que los sueños procuran no aparecer por culpa de las dudas. Ya, y entonces... ¿Dónde demonios está mi sonrisa?
miércoles, 29 de mayo de 2013
¿Sonrisa?
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domingo, 26 de mayo de 2013
Como el oxígeno
La habitación estaba en calma. Por la ventana asomaban unos tímidos rayos de sol. Yo estaba sentada en el sofá, tratando de hacer los deberes. Sin éxito. Demasiado silencio. Yo ya estaba acostumbrada a deberear (como yo lo llamo para acortar) al son de mis artistas musicales favoritos (Melendi, Pablo Alborán, Imagine Dragons, Merche, Taylor Swift y, desde hace poco, Malú). Para mí, escuchar música mientras estudiaba era una rutina. Eso de "la belleza del silencio" no iba conmigo. Ni siquiera creía en que existiera. Es como eso que dicen de "Si la perfección no existe ¿por qué existe la palabra perfección?". Pues lo mismo con el silencio. No existe. O tal vez sí, pero nadie lo ha podido comprobar. La misma respiración o simplemente los latidos del corazón ya rompen el supuesto silencio. Y allí, en la inmensidad del salón, solo se escuchaban mis movimientos. No quería despertar a nadie, pero necesitaba la música. ¡Justo se me tenía que acabar la batería del móvil! En ese momento, algo tan cotidiano y simple como la música se convirtió en imprescindible. Porque la música es vida, se instala en tu corazón y es tan necesaria como el oxígeno. La música lo es todo y te acompaña siempre.
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Soledad, has perdido
La desesperación invade nuestros corazones, no se oye más que el ruido de nuestros pequeños pensamientos que se han vuelto a derrumbar, nos tapamos los ojos con las manos, las lágrimas empiezan a recorrer nuestros pómulos, sentimos ese contacto con nuestros sentimientos. Nuestra habitación se convierte en nuestro mundo, en un mundo pequeñito pero con el que tenemos mucha relación y nos encanta su compañía. Su particular aroma, rodeado de objetos con significado, nos invaden los recuerdos, el silencio es lo que más nos gusta. Es el único lugar en el que no habrá malas compañías, pero a veces, el miedo y el silencio, nos lleva a la soledad. La habitación se vuelve en tu contra, te deja atrapada horas y horas, hasta que te absorbe por completo y te vuelves extraña para muchos, tú misma no te reconoces. Tu forma de ver las cosas cambia, la música ya no puede sacarte de tus trances, ni siquiera ella, con la que te desahogabas y hacías matar tus penas. El reloj marca el tiempo, el tiempo que te gustaría paralizar, pero no podemos. Tu vida sigue, encerrada en aquellas cuatro paredes que sin darte cuenta, te están matando. Están ahogándote en recuerdos pésimos y melancolías, los sueños se convierten en pesadillas de las que no vas a poder despertar, hay que levantarse, volver a ver la luz con la que amanecías cada día. Sentir que has ganado a tu propio hogar, que sientes que estabas acurrucada y tenías miedo a salir de allí, cuando muchos están esperando recibir una sonrisa, porque la vida esta más cerca de lo que se cree, porque hay miles de personas, momentos y sonrisas que te van a hacer feliz, porque la vida sigue y hay que saber notarlo.
Levántate, sonríe y no vuelvas a derrumbarte.
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miércoles, 22 de mayo de 2013
Tonta de mí
Parece increíble que ahora ni nos hablemos. Pero no me importa. ¿Más amor? Del tuyo, no. No era ni amor, no lo podía rozar ni con la punta de los dedos. Me duele haberme enamorado, o creer que me había enamorado. Creerme todo lo que decías, ¡por favor!, insulsa de mí, me lo creo todo. Y no te echo la culpa, de hecho, nunca lo hago. La culpa siempre la tengo yo, no hay opción, ni siquiera duda. Al menos a pasado ya, ¿no? Ha pasado sin explicaciones, sin palabras, sin conversaciones cara a cara por cobardía. ¿A eso le llamas amor? Yo solía llamarlo, solo para poder sentirme un poquito mejor. Pero sabía que no lo era. Que mi corazón me latiera tan fuerte en el pecho era solo una ilusión, un engaño que me había impuesto la vida, y yo, cómo no, le seguí el juego. Jamás debí haberlo hecho, pero ya no podía dar vuelta atrás, yo ya estaba totalmente entregada a ti. Prometo no volver a hacerlo nunca más. No voy a volver a perder más días de mi vida preocupándome por si me miras o si no. ¡Estúpida niña! Yo que me creía princesa cuando rara vez me abrazabas. Abrazos poblados de engaño. Pero, ¿qué puedo hacer yo? Eres lo más cercano al amor que he sentido, por eso te sigo recordando al escuchar la palabra amor. Pero hace tiempo que te olvide, aunque tuve las serias dudas de si eso sería posible. Tonta de mí.
domingo, 19 de mayo de 2013
Am I, or are the others?
Ando detrás del grupo con las manos metidas en los bolsillos de mi sudadera. Empieza a llover y se podría decir que solo lo noto porque mis zapatillas empiezan a chapotear. No me he puesto bailarinas. Las adoro, pero cada vez que me las pongo llueve. No sé por qué digo esto, creo que tan solo es la afirmación de que soy gafe.
De pronto, me doy cuenta de que ando más por detrás de la barrera de lo habitual.
- Ey, ¿estás bien?
- Claro-respondo mientras doy un abrazo a mi amiga.
Luego lloraré si hace falta, pero no me gusta decirlo, aunque se me nota a kilómetros, o al menos eso dicen.
Entro en clase y me siento en mi silla. A veces oigo susurros, pero sé que no van por mí. Nunca van por mí. Bueno, si hago algo fuera de lo normal, aunque sea bueno para mí, sí que van por mí. Supongo que es porque la gente está acostumbrada a la chica callada que no da su opinión.
Pasan las horas de clase y solo me permito alguna sonrisa cuando termino alguna cuenta de Matemáticas, que por raro que suene es mi asignatura favorita, y me puedo permitir escribir una frase de mi serie favorita en "mi hoja de operaciones".
Horas más tarde, disfruto de un rato con mis amigas. Yo, con mi extraña manera de ver las cosas hasta soy capaz de empezarlo triste o enfurruñada, pero quiera o no, acabo riendo y saliendo mal en la mayoría de las mil fotos que nos hacemos.
Después de otro periodo de tiempo que, se me haga más corto o más largo, siempre es el mismo, se acaba el día. Vuelvo a casa en silencio y pensativa.
¿Qué ha tenido de diferente este día? En realidad, sé que nada.
Ahora lo acepto, pero sé que en medio de una de esas monotonías me hice mayor sin saberlo, y en otra de las mismas creceré. Más dudas que nunca diré en voz alta me asaltan. ¿Lograré mis objetivos? ¿Seré lo que quiero ser? Y sobre todo, en el sentido drástico de la frase, me pregunto:
De pronto, me doy cuenta de que ando más por detrás de la barrera de lo habitual.
- Ey, ¿estás bien?
- Claro-respondo mientras doy un abrazo a mi amiga.
Luego lloraré si hace falta, pero no me gusta decirlo, aunque se me nota a kilómetros, o al menos eso dicen.
Entro en clase y me siento en mi silla. A veces oigo susurros, pero sé que no van por mí. Nunca van por mí. Bueno, si hago algo fuera de lo normal, aunque sea bueno para mí, sí que van por mí. Supongo que es porque la gente está acostumbrada a la chica callada que no da su opinión.
Pasan las horas de clase y solo me permito alguna sonrisa cuando termino alguna cuenta de Matemáticas, que por raro que suene es mi asignatura favorita, y me puedo permitir escribir una frase de mi serie favorita en "mi hoja de operaciones".
Horas más tarde, disfruto de un rato con mis amigas. Yo, con mi extraña manera de ver las cosas hasta soy capaz de empezarlo triste o enfurruñada, pero quiera o no, acabo riendo y saliendo mal en la mayoría de las mil fotos que nos hacemos.
Después de otro periodo de tiempo que, se me haga más corto o más largo, siempre es el mismo, se acaba el día. Vuelvo a casa en silencio y pensativa.
¿Qué ha tenido de diferente este día? En realidad, sé que nada.
Ahora lo acepto, pero sé que en medio de una de esas monotonías me hice mayor sin saberlo, y en otra de las mismas creceré. Más dudas que nunca diré en voz alta me asaltan. ¿Lograré mis objetivos? ¿Seré lo que quiero ser? Y sobre todo, en el sentido drástico de la frase, me pregunto:
sábado, 11 de mayo de 2013
Alivio Inmediato
Las voces en la oscuridad demasiado silenciadas se escuchaban en lo más lejos del monte, jamás había sentido un silencio tan interior, en la profundidad de su alma, en su iris multicolor, jamás había notado tanta tensión entre nuestros cuerpos. Nos fundimos en deseos e ilusiones, nuestros corazones palpitantes escuchaban el silencio del ambiente, pero nuestra mente funcionaba más rápido de lo normal. Nos acercamos, el uno junto a el otro, miraba su pelo alborotado a causa del viento, mi cabeza apoyada en su pecho con mi mente centrada en los pájaros que pasaban por allí. Nunca había estado en una situación así. Mis labios rozaron los suyos, sus miradas taponaron mis oídos, ya no podía escuchar nada más que su respiración, su manera de mirar al mundo. Pude notar su miedo reflejado en sus ojos. El miedo le impedía hacer todo lo que quisiera, se le apagaban las ideas, se le amontonaban los problemas. No había forma de sacarlos. Acerqué su cabeza junto a la mía, le aparté los cabellos de su oreja y acerqué mis labios que empezaron a formar palabras que traspasaban sus oídos como tremendos susurros. Le pedí que se tranquilizara, que desapareciera su nerviosismo, pero que sobre todo, disfrutara, que no todo sería fácil, pero tampoco se haría difícil
-Nuestra relación será un laberinto lleno de felicidad y de sorpresas inesperadas, será un cuento sin final, en el que nos defraudaremos miles de veces, pero el día que te vayas, lloraré, pero mis lágrimas serán las más sinceras que he podido liberar.
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viernes, 10 de mayo de 2013
Alguien en este mundo
Todas nos alzamos cuando resbalamos y caemos. Intentamos mejorar con cada fallo y procuramos saltar las piedras. Cada día esperamos saber un poco más que el anterior, descubrir más, sonreír más. Con nuestros sueños cargados a la espalda, deseando cumplirlos ante todo y por encima de todo.
Todas queremos llegar a ser alguien en este mundo. Alguien importante y reconocido, querido y admirado. Que nuestros nombres resuenen todavía en los oídos de otra persona cuando nuestro último hálito de vida ya se haya escapado. Que nos feliciten por aquello que hemos conseguido, para poder levantarnos con más fuerza cuando nos sentimos caer.
Cada una con sus propias virtudes y defectos, con sus lágrimas y sonrisas. Deberíamos salir a la calle y comernos el mundo, pero decidimos dar un paseo al ritmo de la música del móvil. Podemos si lo intentamos. Y es lo que vamos a hacer. Yo lo haré por vosotras. Aunque todavía no sea nadie, ni tenga claro qué hacer con mi vida. Estas palabras quedarán grabadas en alguna parte, en el blog si jamás es eliminado, en mi libreta perdida tras los años, en cualquier lugar. Y podré recordarlas, para siempre. Y espero poder decir algún día que lo conseguí.
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Reviviendo momentos
Cuando te das cuenta...
- Cuando te das cuenta de que no eres nadie, en lo que para ti es tu mundo.
- Cuando te das cuenta de que nadie percibe tu presencia.
- Cuando te das cuenta de que todos piensan que no eres nada y te ignoran.
- Cuando te das cuenta de que no has hecho nada importante.
- Cuando te das cuenta de que no dicen nada bueno de ti a tus espaldas.
- Cuando te das cuenta de que les da igual lo que puedas pensar de ellos.
- Cuando te das cuenta de que piensan que no tienes sentimientos.
Piensa que ellos se lo pierden, se pierden tu compañía, tu presencia, la maravillosa persona que eres. Sonríe, sorprende a aquellos idiotas que se creen los mejores. Demuestra que te dan igual, que eres mejor que ellos y que lo que te puedan decir no te afectará.
Angelics
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domingo, 5 de mayo de 2013
"¿Sabéis?"
"¿Sabéis?"
'Me he cansado de buscar su cara en las fotos antiguas como si de verdad le conociese.'
"¿Sabéis?"
'Me he cansado de esconderme detrás de unas gafas y de no hablar nunca.'
"¿Sabéis?"
'Me he cansado de venirme abajo cada vez que todos hacen caso omiso de mi esfuerzo.'
"¿Sabéis?"
'Me he cansado de ser tan igual, de aspirar tan solo a una vida normal y perfecta.'
"¿Sabéis?"
'Me he cansado de.Me vais a conocer de nuevo.'
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Te quiero, mamá
Y todas las mañanas, lo primero que veo es a ti. Con una enorme sonrisa a pesar del cansancio, regalándome un buenos días. Y es que todos los días estás tú, dándome un beso en la mejilla. Y yo estoy segura de que si dejaras de dármelos, apenas podría seguir adelante. Sin tu amor no. Aunque apenas lo demuestre, te quiero. Y mucho. Hoy es tu día, el día de demostrarlo, aunque en el fondo lo sepas de sobras. Tus abrazos son como una manta en una fría noche de invierno. Tus miradas, dos relámpagos de ternura. Toda tú, para mí la mejor mamá del mundo. Te quiero, mamá.
viernes, 3 de mayo de 2013
Ayer. Hoy. Mañana
Ayer te caíste. Los miedos, las inseguridades, las traiciones, las infidelidades y las mentiras te pusieron la zancadilla, te tiraron de tu montaña, te hirieron en el alma.
Hoy te levantas. El amor, la amistad, la confianza, la familia, la alegría y la felicidad te dieron la mano, te recogieron cuando caías, te pusieron vendas.
Mañana te elevas. Las metas, las risas, las fantasías, las sonrisas y los abrazos te ayudaron a levantarte, te subieron hasta la cima, te curaron el corazón.
Porque al final todo acaba bien, solo tienes que creer en los demás... Y en ti misma.
Hoy te levantas. El amor, la amistad, la confianza, la familia, la alegría y la felicidad te dieron la mano, te recogieron cuando caías, te pusieron vendas.
Mañana te elevas. Las metas, las risas, las fantasías, las sonrisas y los abrazos te ayudaron a levantarte, te subieron hasta la cima, te curaron el corazón.
Porque al final todo acaba bien, solo tienes que creer en los demás... Y en ti misma.
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miércoles, 1 de mayo de 2013
El color del arco iris
Si no puedes más, no tienes por qué quedarte. Puedo estar bien sin ti. Jamás te dije que te quise, te dije que te amaba. Y tampoco tú crees que podamos contar nuestras grandes experiencias con los dedos de una mano (aunque las pequeñas puedan significar algo más que simples casualidades de la vida). Y no me molestará que ahora me llames cualquier cosa, la mayoría no serán verdad, y lo sabes. ¿Por qué si no estaríamos enamorados? Lo único que puedo aceptar que me llames es mentirosa. Porque sé de sobras que lo soy.
¿Y sabes qué? Es cierto, contigo todo era mucho mejor. Y no querría renunciar a ello. Pero puedo vaticinar que no llegará a ningún lado, porque así la vida me ha creado, siendo una insegura niña que no cree poder sentir el amor más allá de los poros de su piel. Probablemente pronto eche de menos tu mano agarrada a la mía en los paseos matutinos por la playa. Y tus besos en la frente cuando no puedo dormir. Tal vez algún día cuando te vayas las lágrimas dejarás de empapar la almohada. Solo prométeme una cosa: volveré a ver en tus ojos el color del arco iris.
¿Y sabes qué? Es cierto, contigo todo era mucho mejor. Y no querría renunciar a ello. Pero puedo vaticinar que no llegará a ningún lado, porque así la vida me ha creado, siendo una insegura niña que no cree poder sentir el amor más allá de los poros de su piel. Probablemente pronto eche de menos tu mano agarrada a la mía en los paseos matutinos por la playa. Y tus besos en la frente cuando no puedo dormir. Tal vez algún día cuando te vayas las lágrimas dejarás de empapar la almohada. Solo prométeme una cosa: volveré a ver en tus ojos el color del arco iris.
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