Lo único que hago todo el día es estar con la pantalla del ordenador enfrente y esperar a que el cuadradito que se instala al lado de tu nombre se pinte de un color verde intenso. He abandonado mi vida solo porque él me abandonó a mí. He dejado de tener una vida normal para pasar a estar viciada al ordenador y a video-chatear contigo. Ya no voy al instituto, muero al ver que tú no estás allí para esperarme al bajar del autobús. Me quedo encerrada en mi cuarto, con el pelo despeinado y los dedos mustios de tantas conversaciones en el Messenger. Y todas contigo. Porque he dejado mi vida social hasta el punto en el que tú eres mi único amigo, mi único amor. El único que aunque no esté aquí a mi lado sabe sacarme una sonrisa, el único que aunque no le vea recuerdo su rostro y el único al que le sé decir un sincero "te amo". Pero confío en que vuelvas. Confío en que algún día vea tus largas piernas atravesar el umbral de la puerta, y vengas hacia mí corriendo y me des un beso como el del día de nuestra despedida. La distancia separa a muchas parejas, pero sé que la nuestra no, porque hemos hecho lo que hemos podido para estar cada vez más unidos a pesar de los kilómetros y kilómetros de distancia que nos separan. Porque si he abandonado mi vida solo para que sigamos en contacto, es que mi amor por ti es muy intenso, y sé que el tuyo también solo por como se te ilumina la cara cada vez que me ves sonriendo en la pantalla de tu ordenador. A pesar de no dormir solo por hablar contigo, a pesar de no reír como todos los adolescentes que pasan por delante de mi ventana con las persianas bajadas, a pesar de que lloro por tú ausencia y por la mía. Sigue en mí la llama ardiente de nuestro amor y fuera de las cuatro paredes que constituyen mi habitación hay otra igual que mi llama, la tuya. Besar la pantalla del portátil no es raro en lo pequeño que es nuestro mundo. Las lágrimas de alegría cada vez que nos vemos no son extrañas en nuestra insignificante video-llamada. Porque la distancia es solo un pequeño bache que los amores más fuertes son capaces de superar.
Besar la pantalla del portátil no es raro en lo pequeño que es nuestro mundo. |
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