domingo, 20 de octubre de 2013

Atenta, porque no creo que la vida te sonría dos veces del mismo modo


Pandaxpower.tumblr.com

Bailaba y bailaba al son del compás acompañada de su pequeña caja de música, la que hace bastante que había encontrado en su baúl. La acompañaba el sonido de su pequeño acompañante. No podía sentirlo, ni siquiera le respondía cuando le hablaba, pero el ruido que provocaba en la estancia significaba que continuaba presente junto a ella. Sin embargo, la chica paró de bailar. Él ya no la acompañaba, apenas tenía fuerzas para seguir bailando a su lado. Solo se oían los sollozos de de ella. El eco. Su eco. Ya no aparecía junto a ella.

Años más tarde...

Odiaba cuando aquella nube llegaba y empapaba sus mejillas con su lluvia. En sus párpados caídos, estaba su verdadera naturaleza. ¿Aquella triste niña era un bicho raro o su propio cuerpo se había consumido entre tanto amor? El corazón que latía había sido sorprendido por unos pequeños síntomas. Las personas que la tenían a su lado, ya no notaban apenas su atenta mirada. Habían sido las locuras de los sábados. Sí, seguro que podría haber sido aquello. El descontrol, los pequeños detalles de los que solo ella se daba cuenta... Habían sido meses y meses sin amigos, se sentía sola, ya ni siquiera sabía por qué tanta emoción en su vida, si seguía siendo la misma. Nunca había cambiado, seguía siendo la tímida niña que antes había revolucionado toda su vida y la de los demás...

<<Su propia apariencia le había engañado, tal vez ella había sido mucho más de lo que podía llegar a ser, tal vez no podía ser como los demás... Tal vez había nacido para ser diferente y aun nadie se lo había dicho...>>


domingo, 6 de octubre de 2013

Acordes

El bar estaba abarrotado. Entré cogida de la mano de mi padre, no quería perderme entre la multitud. Se escuchaba un intenso murmullo, y de pronto, todos callaron. En la barra un hombre de edad se tomaba el último trago su gin-tonic. Carraspeó una, dos veces. Los primeros acordes de guitarra, aquella que tocaba el hombre de espeso bigote gris. La voz del hombre de la barra inundó la sala en pocos
segundos. Nadie hablaba. Nadie comentaba. Sólo sonreían. Yo sonreía.
Apenas la única joven que había en aquella sala era yo. Pero para mí la sala estaba vacía. Importaba la canción, la letra, la voz, y nada más, absolutamente nada. En esos momentos tenía ganas de llorar de la emoción, me emocioné, y no sé por qué. <<¿Por qué este señor no es famoso, papá? El tiene verdadero talento, canta mejor que cualquiera>>. ¿No quería ser conocido? ¿Prefería cantar en los bares, con un público mucho más reducido del que merecería? ¿Por qué no quería deleitar con su voz a muchas más personas? Me pregunto ahora, una vez pasados aquellos minutos de evasión total. Y ahora me siento feliz. El calor de treinta personas sólo escuchándole a él, a los acordes de guitarra, a la armonía del momento y a la alegría.

"Dile que la quiero, dile que yo vivo, dile que me muero"
"Yo solo quiero, quiero que vuelva, aquella mujer"