domingo, 23 de marzo de 2014

Actos reflejos.


Vive la vida en actos reflejos. Sí, hazlo ahora mismo. Vive la vida como los suspiros, que brotan de la emoción sin que te lo esperes. Vuela como los pájaros, que agitan sus alas cuando creen que te acercas. Vive la vida como el mar, escucha su rugido desde tu ventana. Deberías empezar a olvidar todos esos momentos voluntarios y empezar a pensar en los impulsos. Siempre estarán esas ganas de gritar de felicidad cuando te dan una buena noticia, siempre estarán las ganas de echar a correr y abrazar a esa persona que hace tanto que no ves. El impulso de aquel beso a medianoche, la lágrima que se escapó de tu párpado sin querer. El escalofrío que te produjo esa ráfaga de viento, la sonrisa fugaz de esa llamada inesperada... ¿No son realmente esos los mejores momentos? ¿Escuchar la risa de una broma al azar? ¿Ver como tú amigo se revuelve bajo tus cosquillas? ¿Por qué la vida no es a base de actos reflejos?

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Este texto ha nacido gracias al tema de mi examen de Naturales.
Den gracias (o no) al sistema nervioso.
Por favor, no me juzguen por aburrirme mientras estudio.
Les deseo un día parcialmente feliz (como poco).
PD: Sé mi estímulo y yo seré tu respuesta.
Lo siento, Naturales me trastorna.

lunes, 17 de marzo de 2014

Cobre y estaño


Nunca sé cómo empezar, así que empezaré por el final. Empezaré diciendo que no queríamos irnos, pero nos fuimos, por el mismo camino, aunque se bifurcó en la noche y me despedí con la mano, sin más. No me di la vuelta a ver si te habías movido, porque sabía que no lo habías hecho (no se oían pisadas, solo tu respiración contenida). Y sonreí. Andábamos a la par, primero el pie derecho y luego el izquierdo. Me fijé porque mi timidez no me permitía mirarte a los ojos como antes. Nos levantamos del banco, sin saber qué hacer. Creo que creíamos que estábamos unidos por un lazo invisible que ataba nuestras lenguas y, cuando nos alejábamos mucho, la cuerda se tensaba y nos impulsaba a juntarnos de nuevo y besarnos (y a hablarnos de todo eso que no se puede hablar con nadie más). Tú aprendías a descifrar mis paréntesis, todo aquello que la gente no da importancia porque está entre dos líneas, y yo aprendía a borrar tus puntos finales. Tú apoyaste tu mano en mi rodilla. Sabías que no me gustaban mis rodillas. No sé si lo hiciste a propósito, pero funcionó, y te miré y te encontré mirándome. Te observé a través de mis gafas, y deseé no llevarlas puestas para que no existiera ninguna barrera entre tus ojos y los míos. Tu iris era del color del hielo a la luz del sol y los míos del color de una piedra mojada por la lluvia. Me pregunté cómo dos cosas tan frías podían formar algo tan cálido, como el cobre y el estaño podían formar el bronce. Escuchábamos música. Yo era más de rock y tu más de canciones lentas. ¿Alguna vez has puesto una canción de rock y una lenta a la vez? No tienen nada en común. Pero es algo especial. Algo como nosotros. Tú estabas sentado en un banco. El resto de ellos estaban vacíos (y di las gracias, y me harté de darlas). No quería pensar que me estarías esperando, justamente a mí. Así que me senté a tu derecha. Y te dije que te quería. Y tú sonreíste. Tu sonrisa no era la más bonita del mundo, pero se me antojó demasiado hermosa. Y me pregunté cómo era junto a la mía, y lo bonito que sería verlo si no cerrara los ojos cada vez que me rozabas. 
Hartémonos de ser bronce.

miércoles, 12 de marzo de 2014

[sin título]

Mírate ahí,
sentada en aquel banco,
toda sola,
acurrucada,
acurrucada,
contra la tristeza de esta mañana.

No llores,
sabes que no sirve de nada.
Porque te rompes.
Te resquebrajas,
te resquebrajas,
y nadie va a ir a buscarte y recomponerte.

Lo sabes,
eres solo otro ladrillo en la pared (*)
ese que está a punto de caer,
y caer,
y el muro no se derrumbará.
No se derrumbará.
Pero tú verás la caída.
            Cada vez más cerca del suelo.
                          Sin nadie que te tienda una mano
                                       y te ayude a recuperar el equilibrio.
Y que vuelvas a encajar en tu lugar.

No eres una pieza de este puzzle.
Solamente te has metido
en el juego incorrecto.

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