lunes, 17 de marzo de 2014

Cobre y estaño


Nunca sé cómo empezar, así que empezaré por el final. Empezaré diciendo que no queríamos irnos, pero nos fuimos, por el mismo camino, aunque se bifurcó en la noche y me despedí con la mano, sin más. No me di la vuelta a ver si te habías movido, porque sabía que no lo habías hecho (no se oían pisadas, solo tu respiración contenida). Y sonreí. Andábamos a la par, primero el pie derecho y luego el izquierdo. Me fijé porque mi timidez no me permitía mirarte a los ojos como antes. Nos levantamos del banco, sin saber qué hacer. Creo que creíamos que estábamos unidos por un lazo invisible que ataba nuestras lenguas y, cuando nos alejábamos mucho, la cuerda se tensaba y nos impulsaba a juntarnos de nuevo y besarnos (y a hablarnos de todo eso que no se puede hablar con nadie más). Tú aprendías a descifrar mis paréntesis, todo aquello que la gente no da importancia porque está entre dos líneas, y yo aprendía a borrar tus puntos finales. Tú apoyaste tu mano en mi rodilla. Sabías que no me gustaban mis rodillas. No sé si lo hiciste a propósito, pero funcionó, y te miré y te encontré mirándome. Te observé a través de mis gafas, y deseé no llevarlas puestas para que no existiera ninguna barrera entre tus ojos y los míos. Tu iris era del color del hielo a la luz del sol y los míos del color de una piedra mojada por la lluvia. Me pregunté cómo dos cosas tan frías podían formar algo tan cálido, como el cobre y el estaño podían formar el bronce. Escuchábamos música. Yo era más de rock y tu más de canciones lentas. ¿Alguna vez has puesto una canción de rock y una lenta a la vez? No tienen nada en común. Pero es algo especial. Algo como nosotros. Tú estabas sentado en un banco. El resto de ellos estaban vacíos (y di las gracias, y me harté de darlas). No quería pensar que me estarías esperando, justamente a mí. Así que me senté a tu derecha. Y te dije que te quería. Y tú sonreíste. Tu sonrisa no era la más bonita del mundo, pero se me antojó demasiado hermosa. Y me pregunté cómo era junto a la mía, y lo bonito que sería verlo si no cerrara los ojos cada vez que me rozabas. 
Hartémonos de ser bronce.

3 comentarios:

  1. Me encanto de principio a fin, me gusto muchísimo "Y me pregunte como era junto a la mía..." Me hizo pensar todo el tiempo en una persona, que lindo se siente.
    Besos ♥

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  2. Quieres meterte en la piel de una adolescente? VISITA MI BLOG. Amores platonicos suicidio discusiones harta de tus padres.


    Genial blo guau te sigo desde yaaa

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