sábado, 7 de diciembre de 2013

La música envolvía sus días




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Tocando mientras todo se torna de azul. Tonos más graves, más agudos. Pero simplemente, era el poder escucharle mientras dormía.You know you like her.
 Era ella y sus notas. En la misma habitación. Jugando a ver quien conseguía tocar más alto. Riendo sin parar en la cálida noche, mientras escondida entre sus mantas, tarareaba las canciones que marcaron su vida. El poder que escondía en su pequeña mente podía hipnotizar a cualquiera. No todo era poder disfrutar su música, sino que a veces, era la propia melodía la que se apoderaba de su vida. Eran subidas y bajadas. Como una montaña rusa sin final. El sonido de las aguas acompañaban a la canción que jamás había alcanzado tanto grado de perfección. Aquel día quedó grabado en el estanque las imágenes de los pájaros dando vueltas alrededor del piano que no cesaba en su empeño de tocar. Pero el piano no tocaba solo, allí había alguien que cada noche, se sentaba en él y tocaba canciones hasta el amanecer. Era la triste canción de siempre, aquella con la que todo se apagaba. Cerraba los ojos lentamente hasta que ya no pudo despertar. Se quedó encerrada entre sus notas. Y entre sus lágrimas, el piano que siempre le había acompañado, seguía sonando esperando a que alguien llegara y terminara la canción. Esa canción nunca llegó a terminar. Aun queda que entre las aguas, aparezca aquella niña y vuelva a sentarse junto a sus teclas. 
Nada acaba si hay algo que te lo recuerda.  



2 comentarios:

  1. Jo... esa frase del final me ha llegado al corazón :c

    Un besito,
    Alba

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  2. aaaaaaaaaaaaaaaaay, es preciosa, preciosa la entrada y acompañada con la canción de michael nyman, me llegó hasta el fondo del corazón, es simplemente precioso, me gustó muchísimo.

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