Tardes en silencio. Apenas nos miramos. ¿Confianza? No sé dónde me la dejé. Tal vez se fue porque quiso encontrar una persona que de verdad la valorara. La abría acorralado, atrapado, atado, amordazado, lo que fuera con tal de que pudiera ser todo como antes. Secretos. Ja ja, ya no existen en mi vida. ¿En la tuya? Desde luego, conmigo no deseas compartirlos. Pero echo de menos tu mirada suplicante. "No lo cuentes, por favor". Si supieras por cuantas oficinas de objetos perdidos he entrado para buscar la confianza perdida entre las dos, y en cuantas he tenido que salir con las manos vacías... Tal vez, quién sabe, volvieras a recobrar confianza en mí. ¿Sabes qué? Te echo de menos. Antes no hacíamos nada juntas, excepto contarnos nuestros pensamientos y secretos. Y ahora, que lo hacemos todo juntas, la confianza decidió disiparse y convertirse en un recuerdo que deseo se haga realidad. Sé que tienes secretos, los puedes compartir con quien quieras pero... Te noto distante. Confianza, ahora te necesito, ¿me acompañas en este viaje?... Sigo esperando su respuesta. Mientras tanto, tardes de silencio.
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