Tus ojos. Ojos marrones llenos de sentimientos que sin embargo, a mí no me intentan decir nada. Tus pequeñas pupilas simplemente me miran, no me observan. No quieren ver más allá de mi rostro deprimido ni de mi falsa sonrisa que tu mente se esfuerza en creer cierta. Tú tampoco es que esboces una sonrisa de oreja a oreja. Bajo la mirada, apesadumbrada. Tú haces lo mismo, tal vez por miedo a parecer triste o enfadado, tal vez por no saber que decir. Ninguno lo sabíamos. Retiré un mechón de pelo de mi cara. ¿Por qué estaba allí? Había entendido que porque nos queríamos. Nada apuntaba a que era cierto. Sólo aquel beso que prosiguió tras nuestras muecas de tristeza y nuestros hombros caídos. Un beso que eliminó las malas vibraciones que me aportaban tus miradas, un beso que colmó mi corazón de todos los placeres que requería. Amor. Amor verdadero. Al menos es lo que me dicen tus ojos castaños, tus besos furtivos y tus sonrisas reales. Me dicen cosas que me inundan de felicidad.
Awww, qué bonito ^^
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