sábado, 20 de abril de 2013

Ahora todo ha cambiado, es diferente, pero alguien nos regalara sentimientos, la luna.

Vestida de blanco, era la luna
Era por la noche, los búhos descansaban en las ramas de los árboles, el bosque tranquilo con su típico aroma a humedad. Escondida entre el follaje, apartando las ramas, estaba ella. Vestida de blanco, descalza, con un vestido ligero. Sonriendo para alguien, sonriendo para el mundo que se le había vuelto pequeño. Ya no veía a las personas conocidas, ya no sentía confianza con ninguna de ellas, todo se había vuelto oscuro. Jamás pensó que la vida pudiera cambiar. Había observado a cada una de aquellas miradas que paseaban por aquel bosque, había podido sentir el amor entre dos cuerpos, había visto sonreír a personas de cualquier lugar del mundo y nunca había visto lágrimas, pero ahora todo había cambiado. Cada lugar escondía secretos, decepciones, mentiras, ahora solo había personas luchando por sobrevivir. Jamás había notado un dolor tan intenso en el corazón de las personas, era un pozo de oscuridad pero ella estaba dispuesta a volver a recuperar su felicidad y la de todos. Tenía que seguir luchando, ella no podía derrumbarse viendo la muerte delante de sus ojos. Aunque todo se iba evaporando, aunque todo desapareciera ella sabía que siempre existirían lugares mejores, allí, desde el cielo, mandaba sonrisas a quienes la necesitaban, parecía un ángel pero no lo era, ella aparecía entre nubes y estrellas pero ella estaba para dar un poco de luz al mundo, sin embargo una de aquellas noches se dio cuenta de la realidad, nadie la necesitaba a ella para iluminar si no para regalar sentimientos a mucha gente que los había perdido.
Tenemos que salir de este pozo sin fondo que nos está llevando a lo más hondo  porque algún día habremos caído tan bajo que ya no nos podremos levantar.

 
 

3 comentarios:

  1. me ha encantado este texto.. me he sentido muy identificada!! <3

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  2. Precioso texto, me encanta.
    Sé que siempre digo lo mismo, lo siento :(
    Besos, Amanda.

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  3. Y para entonces ya será muy tarde. Tenemos que mirar a la luna ahora que podemos, tal vez nos regale un poco de ese amor que le sobra.

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