Not my last kiss

Recuerdo mi primer beso. Fue mágico, al menos para mí. Me hiciste sentir especial, la persona más feliz del mundo. Aunque no fuera más que una vulgar chica de ciudad y una simple persona con una sonrisa pegada a la cara. Era una enamorada sin remedio, nadie podría haber hecho que dejara de quererte. Mi primer beso no fue el más romántico del mundo, fue el más romántico de mi mundo. Y con eso ya me contentaba. Ese beso consiguió que mi sonrisa perdurara a lo largo de un día, una semana, un mes...

Jamás pensé que tus besos acabarían de una manera tan borrosa. No pude hablar, el halo de tristeza que surgió de repente a mi alrededor me impedía verte con claridad. Ese halo mejor llamado lágrimas. Dijiste que me querías y... Te esfumaste. Ese amor me dejo una pequeña herida en mi corazón, pero me alegra decir que ya ha cicatrizado. Y que aún me quedan miles de besos por recibir, por parte de mis amigas y familiares en las mejillas, o quién sabe, tal vez un nuevo amor me espere en alguna esquina. Fue mi primer beso, nunca se olvida, pero no el último.