lunes, 7 de enero de 2013

Relato ganador de un concurso entre las escritoras.

Las escritoras del blog decidimos hacer un concurso de relatos entre nosotras. El tema era fantasía romántica, así que tras votar los relatos el mío salió ganador.
Os dejo el relato, por favor me gustaría que dierais algo de opinión, si queréis.

¿Enamorada, sí o no?

Una chica muy pequeña de rizos rubios y  con una blusa y una falda de  volantes a topos, caminaba por el bosque sola y sin un lugar al que dirigirse. Tenía lágrimas en los ojos y decidió sentarse en un suelo lleno de flores de colores vivos. La niña seguía llorando y le sorprendió ver como una flor de color rosa chicle se elevaba y volaba hacia ella.

La niña dejo de llorar por la alegría que le causaba aquella flor y se acercó para cogerla del tallo. De repente en la flor apareció una carita redonda muy pequeña y más tarde se fue convirtiendo en lo que la niña entendía como un hada. Tenía las alas transparentes y llevaba un bonito vestido largo de color rosa chicle.

-Hola, ¿cómo te llamas?- preguntó el hada.

-Me llamo Carla y tengo seis años.

-¿Y qué haces aquí sola?

-Estábamos jugando al escondite y mis amigas me dejaron sola.

-Pero, ¿las buscaste?

-La verdad es que me di por vencida porque siempre se esconden en lugares muy difíciles para que me canse y me ponga a llorar y siempre lo consiguen.

Una lágrima volvió a caer por su mejilla, pero el hada extendió su dedo y no dejo que esa lágrima llegara a su moflete.

-No te preocupes porque te voy a convertir en un hada, pero nunca jamás podrás decir nada de esto a nadie.

-¡Vale, vale!

-¿Lo  prometes?

-Claro, ninguna persona hará que revele este secreto.

El hada asintió y con unos polvos dorados que brillaban tanto como una estrella hizo que Carla en un minuto tuviera unas alas tan blandas como el algodón y de su color favorito, el verde.

-Me encanta, ahora podré volar y mis amigas se morirán de envidia.

-Recuerda que has prometido no decírselo a  nadie.

-¡Ay, tienes razón! Qué pena.

-Bueno siempre que quieras que tus alas aparezcan o desaparezcan pronuncia la palabra: Chicle.

-Muy bien y muchas gracias.

-Me tengo que ir y recuerda, no se lo digas a nadie…

Carla rio. En ese momento se sentía la mejor persona del mundo, había conocido a un hada y allí en ese país llamado Nueva Cecilia estaba prohibido creer en esas criaturas.

Su madre siempre le decía que las hadas eran muy caprichosas, siempre concedían deseos pero nunca se daban cuenta de la responsabilidad que tenía ese deseo o de lo que supondría que esa persona rompiera una promesa, por eso siempre le decía que  no se acercara nunca a un hada, pero a Carla siempre le había parecido una chorrada.

No creía que una criatura tan pequeña pudiera hacer daño a un humano, pero ella pensaba que el único daño que existía era cuando te pegaban y empezabas a llorar porque la rodilla te sangraba, pero eso no era así.

Se dirigió tan tranquila a su casa y como de costumbre su madre se encontraba cuidando las plantas del jardín.

-Hola, mamá.

-¡Qué pronto vienes!, ¿Qué te han hecho tus amigas hoy?

-Lo de siempre pero ya me da igual como ahora soy un hada.

Su madre palideció y dejo caer la regadera encima de las plantas, se acercó a Carla y le dijo.

-Carla, ¿qué has dicho?

-Que ahora soy un hada.

-¡Pero qué dices!, ¿Cómo vas a ser un hada?

-Sé que no me dejabas que conociera un hada pero era de un color tan bonito que no pude resistirme a cogerla y me convirtió en hada.

La madre no cabía en sí de preocupación y formuló la pregunta que le daba más miedo.

-¿Qué te puso como condición?

Esta vez fue Carla la que palideció y rompió a llorar e inmediatamente se fue corriendo hacia su habitación.

La madre ya no podía más y dejo caer una lágrima. Sabía que su hija la había fastidiado y que ya no podía hacer nada para que su hija se salvara de cualquier castigo de las hadas.

Carla ya estaba en su habitación y tiró con fuerza  la mochila contra la cama y cerró la puerta con pestiño. Ahora entendía que el hada la había engañado ya que solo tenía seis años y lo más fácil era que de tanta alegría se lo contara a cualquiera y Carla se maldijo a sí misma por haber sido tan tonta y contárselo a su madre.

¿Qué castigo podía esperarle? ¿La mataría? No, supongo que no, se decía Carla.

Entonces fue cuando oyó los sollozos de su madre y no pudo aguantar más y pronunció la palabra Chicle.

Sus alas verdes aparecieron y abrió la ventana para escaparse lejos de aquel barrio. Sabía volar aunque con un poco de torpeza y en la calle hacía calor, así que  no tendría problemas en volar y escapar rápido.

Se dirigió hacia el campo de amapolas donde nadie más que ella iba a allí a estar sola y cuando posó de nuevo sus pies en el suelo ya nadie la sacaría de allí, pues no creía que nadie la encontrase.

10 años después….

Carla seguía en el campo de amapolas, ésta vez ya no jugaba con las flores, si no que iba a buscar comida y materiales para construirse una cabaña.

Una tarde en la que las nubes ocultaron el sol, Carla se encontraba tumbada encima de las amapolas y estaba echándose una siesta.

Una voz la sorprendió y se levantó enseguida.

Carla ahora tenía el pelo mucho más largo y se le había oscurecido un poco por los años pero seguía siendo igual de rizado. Ahora mismo lo llevaba suelto y un poco aplastado por la siesta que se había echado.

Un chico de ojos marrones y verdes, pelo castaño largo y alborotado se encontraba delante de ella.

-¿Quién eres y para qué has venido?- preguntó Carla que ahora era bastante desconfiada.

-Tranquila, solo estaba dando un paseo y encontré este campo.

-Pues vete.

-Vaya…Tienes mala leche que  no te he hecho nada.

-Tienes razón, pareces un buen chico.

Él sonrió y se sentó al lado de Carla y empezaron a hablar de sus vidas.

-¿Por  qué estás aquí?

-Vivo aquí.

-¿Tú sola?

-Sí, aprendí a ser independiente hace muchos años.

-Vaya…es que ¿tus padre han muerto?

-Pues no lo sé.

-No entiendo nada de tu historia. Es muy raro.

-Háblame ahora tú de la tuya.

-Está bien hazme preguntas y te las responderé.

-Cuántos años tienes y tu nombre.

-Tengo 17 y me llamo Lucas.

-¿Vives solo?

-Aún no, mis padres no me dejan.

-¿Qué quieres ser de mayor?

-No creo que esa pregunta sea importante, pero bueno, quiero ser futbolista.

-¡Cómo no! Todos los chicos quieren ser futbolistas.

-Jeje, es verdad. Es lo mejor que sabemos hacer.

Se quedaron mirando el cielo porque ya no sabían que decirse.

A Carla le gustaba la personalidad de ese chico, sentía algo por él, pero no sabía lo que era.

¿Podría ser amor o simplemente simpatía? <<No sé si será amor, lo que sí sé es que soy fácil de enamorar>> se decía Carla.

Entonces fue cuando Lucas dijo:

-Oye y ¿tú tienes novio?

-Oye y ¿tú para que ibas a dar  un paseo, para encontrar novia o qué?

-No, iba a dar un paseo para encontrar a una chica llamada Carla y condenarla a no poder enamorarse de nadie.

Carla palideció, sabía que se refería a ella. Se quedó clavada mirándole a los ojos y pudo ver cómo le aparecían unas alas negras por detrás.

Se le dibujó una sonrisa pícara en la cara a Lucas y dijo:

-¿Creías que las hadas no podían ser chicos?

No respondió, no sabía qué responder y ya no valía la pena huir pues se había vuelto dejar convencer por un hada.

-Cuando tenías seis años, no podíamos darte el castigo, eras demasiado pequeña y aun con todo, las hadas también tenemos corazón. Pero ahora, tienes 16 años y el amor es lo que más buscas a tu edad, por eso si te enamoras, morirás al instante. Ese es nuestro castigo.

Esas fueron las últimas palabras que Lucas dijo y las últimas que Carla escuchó, pues aunque intentaba convencerse de que no se estaba enamorando, el amor no se puede ocultar, por eso Carla cayó rendida en ese momento y Lucas dijo.

-Fácil enamorarse de mí, ¿verdad, guapa?

Se acercó y le dio un suave beso en la frente.

-Descansa en paz, Carla.
 

 

3 comentarios:

  1. ... cuando lo leei de una vez me lo imagine , la que mas me imagine fue la parte de Lucas cuando las alas se le salieron . de verdad muy buen relato

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  2. Tienen un premio en mi blog http://myworldcrazypenguin.blogspot.com.ar/2013/01/nominaciones-d.html#comment-form

    Besos♥

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  3. Muy bueno :)
    Me encanta porque se puede relacionar con la realidad

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